Carta de P. Geary, 3-17-2024 – Español

¡Alabado sea Jesucristo! 

El tema de la Fecundación In Vitro ha sido noticia nacional recientemente y es útil conocer la enseñanza de la Iglesia sobre este tema para informar nuestras conciencias. Los cónyuges que desean tener hijos, pero que no pueden hacerlo por causas ajenas a su voluntad, sufren una gran angustia y se sienten tentados a usar medios inmorales para lograr un embarazo. El bien de tener un hijo, sin embargo, no justifica un medio inmoral de procurárselo. 

La fertilización in vitro es un proceso mediante el cual el óvulo de una mujer y el espermatozoide de un hombre para la concepción se fusionan en un laboratorio para su implantación en el útero de la mujer. El acto es objetable por dos razones principales: Primero, obtener el material del hombre implica un acto de masturbación . El acto conyugal entre un hombre y una mujer es inviolable. La dignidad humana exige que el acto conyugal sea, al mismo tiempo y en un solo acto, unitivo y procreativo. La concepción fuera del acto conyugal ofende gravemente nuestra dignidad. En segundo lugar, dado que el procedimiento produce docenas de embriones (seres humanos), la mayoría de los que son concebidos se congelan indefinidamente o se terminan (mueren) en favor de uno o dos para la implantación. 

El hecho de que la tecnología nos brinde opciones no siempre justifica su uso (por ejemplo, armas nucleares, clonación humana, “investigación” con células madre embrionarias que implica matar a un ser humano para cosechar células pluripotentes capaces de resultados beneficiosos para adultos con órganos patológicos). Los niños concebidos y nacidos de la Fecundación In Vitro son tan dignos y humanos como cualquier otro. La falla está en los medios para producirlos de una manera violatoria del don de Dios de la sexualidad humana y de nuestra dignidad. 

Que Dios los bendiga, 

El P. Geary 

Published by St. James, Belvidere

Saint James Catholic Church, Belvidere, IL