Carta de P. Geary, 2-25-2024 – Español

¡Alabado sea Jesucristo! 

El sacramento del Bautismo nos hizo hijos e hijas amados de Dios Padre. El bautismo imparte una marca (o sello) indeleble que nunca puede ser quitada. Una vez que somos hijos o hijas de Dios, nuestra identidad no puede ser cambiada. Dios no se arrepiente de haber escogido de nosotros.  Nunca dejamos de ser el hijo amado de Dios. 

Dios nos identifica como suyos y nos llama amados. ¿Nos damos cuenta de nuestra dignidad como hijos e hijas amados por Dios Padre? No importa la edad que tengamos en esta vida, siempre seremos hijos o hijas de Dios. El amor de Dios nos creó y nos sostiene en la existencia. ¡El amor nos mantiene vivos!  Cuando tenemos la tentación de pensar que nuestra vida no tiene sentido o que no valemos mucho, es bueno meditar las palabras del Padre a Jesús en el Evangelio de hoy: “Este es mi Hijo amado. Escúchenlo (Mc 9,8). Puesto que fuimos bautizados en Cristo Jesús, también nosotros somos hijos e hijas amados. 

El Papa San León Magno, en un sermón dirigido a los nuevos conversos cristianos, dijo: 

Cristiano, reconoce tu dignidad y, ahora que compartes la 

propia naturaleza, no regreses a tu antigua vil condición pecando. 

Recuerda quién es tu cabeza y de quién eres miembro. 

  Nunca olviden que han sido rescatados del poder de las tinieblas 

  y llevados a la luz del Reino de Dios (Catecismo de la  

  Iglesia Católica, 1691). 

Amados de Dios, tengan una bendita Cuaresma recordando su dignidad y relación eterna como hijo o hija del Altísimo.                 

Que Dios los bendiga 

P. Geary 

Published by St. James, Belvidere

Saint James Catholic Church, Belvidere, IL