Estimados feligreses de la Parroquia de Santiago Apóstol:
¡Alabado sea Jesucristo!
No es casualidad que Nuestro Señor Jesucristo haya realizado Su primer milagro en un banquete de bodas. Jesús vino a casarse con una novia, una novia, su novia: la Iglesia Católica. La fiesta de bodas en Caná no fue Su boda, sino una celebración de la unión de un hombre y una mujer ante Dios a la que Nuestro Señor y Nuestra Señora fueron invitados. La fiesta de bodas de Jesucristo, que estaba prefigurada en su milagro de convertir el agua en vino, se celebraría en la Última Cena, en la Cruz y en la Resurrección. Todos estamos invitados a la fiesta de bodas del Cordero en la que encontraremos la salvación.
La Santa Misa es el banquete de bodas que Dios Nuestro Padre celebra para Su Hijo y Su novia, la Iglesia Católica. El novio (Jesús) se ofrece en sacrificio. La novia (la Iglesia) jura su fidelidad y obediencia al novio. Se intercambian votos, se ofrecen regalos y se celebran nupcias. La nueva vida viene de la unión del novio y la novia. La infidelidad es impensable. A lo que Dios se ha unido, el hombre no debe separarse. Purifícate para que puedas ser más agradable para tu cónyuge divino. Ven, la fiesta está preparada.
Qué Dios los bendiga
P. Geary