Estimados feligreses de la Parroquia de Santiago Apóstol:
¡Alabado sea Jesucristo!
El infierno es una posibilidad real para cada uno de nosotros. Hasta que no lleguemos a reconocer que podríamos terminar allí, aún no hemos comenzado nuestra conversión. Somos pecadores. Somos capaces de pecado mortal que nos condenaría por toda la eternidad a la pérdida de Dios y a los fuegos del infierno.
Jesucristo vino a salvarnos del infierno. Si seguimos al Salvador, nos arrepentimos de nuestros pecados y recibimos Su Cuerpo y Sangre, estamos seguros de nuestra salvación. Pero para perseverar en la gracia salvadora de Dios necesitamos deshacernos de todo lo que nos lleva al pecado.
La tentación de pecar viene a través de nuestros sentidos. Haz lo que sea necesario para no pecar. Usa tu cuerpo para evitar pecar. Cierra los ojos, aléjate, morderte la lengua, cúbrete, gira el canal, come alimentos saludables, mantén las manos para ti. Derrota el mal a través de tu cuerpo. Dios nos ha dado todos los medios necesarios para evitar el infierno y asegurar nuestra salvación eterna. Haz lo que sea necesario.
Qué Dios los bendiga,
Fr. Geary