Carta de P. Geary, 7-24-2022 – Español

Estimados feligreses de la Parroquia de Santiago Apóstol:  

¡Alabado sea Jesucristo! 

En el libro del Génesis, Dios castigó a las antiguas ciudades de Sodoma y Gomorra por los pecados de la homosexualidad (cf. Génesis 1-19). El Señor dijo que su pecado era “tan grave” y que el clamor contra sus ciudades era “tan grande” (Génesis 18:20). El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados, contrarios a la ley natural, y cerrados al don de la vida. En ningún caso pueden ser aprobados (Catecismo, párrafo 2357). 

Las personas con una orientación homosexual están llamadas a la castidad. Los actos homosexuales no son virtuosos. Los actos que son contrarios a la naturaleza y contrarios a la ley de Dios son vicios, no virtudes. La sexualidad está ordenada al amor conyugal del hombre y de la mujer (Catecismo, párrafo 2360). La unión sexual de marido y mujer tiene dos fines inseparables: el bien de los propios cónyuges y la transmisión de la vida humana (Catecismo, párrafo 2363). Los actos homosexuales no proceden del amor y la complementariedad. 

Aquellos que se identifican a sí mismos en contra de su sexualidad dada por Dios están aumentando en número. Debemos tratarlos con gran compasión y comprensión, evitando la dureza y el juicio. Están llamados a unir su sufrimiento a la Cruz de Nuestro Señor mientras buscan la santidad (Catecismo, párrafo 2358). Aunque compasivos con sus dificultades, no podemos condonar el mal y el desorden. El futuro de la familia depende del ordenamiento adecuado de la sexualidad humana como masculina y femenina, creada a imagen y semejanza de Dios, y ordenada mutuamente hacia la transmisión de la vida humana en la familia. 

Que Dios los bendiga. 

P. Geary 

Published by St. James, Belvidere

Saint James Catholic Church, Belvidere, IL