Estimados feligreses de la Parroquia de Santiago Apóstol:
¡Alabado sea Jesucristo!
Cuando alguien tiene una experiencia directa y personal de la presencia de Dios, el ser humano se da cuenta de su manifiesta indignidad de estar en la presencia de Dios. Tanto el profeta Isaías en la primera lectura como San Pedro en el Evangelio respondieron a la manifestación de Dios casi exactamente de la misma manera: “Ay de mí; ¡Soy un hombre pecador!” (cf. Is.6:3; Lc. 5:8). Cuando la divinidad de Dios rompe el velo de nuestra existencia humana, llegamos a conocer Su poder y Su gloria. Dios es otro. No somos Dios. Él es el Señor y debemos adorarlo.
A pesar de la indignidad de Isaías y Pedro, el Señor los invita a cooperar con Él. Su respuesta a la invitación divina también es la misma: “¡Envíame!” (cf. Is. 6:8; Lc. 5:11). No tengas miedo de seguir el llamado de Dios. Si el Señor da a conocer Su misión especial para ti, responde a Él generosamente, aunque te sientas indigno. Abandona tus planes y abraza el Suyo. Es el Señor quien te está llamando.
Que Dios los bendiga.
P. Geary