Estimados feligreses de la Parroquia de Santiago Apóstol:
¡Alabado sea Jesucristo!
Dios quiere bendecirnos si confiamos en Él. Las dos pobres viudas en las lecturas de la Santa Misa de este domingo no tenían nada: ningún marido como proveedor, ningún dinero, ninguna comida; iban a morir muy pronto. Pero ambas compartían una cualidad crítica: confiaban en que Dios proveerá para ellas. Las pobres viudas escucharon la palabra de Dios, la creyeron y confiaron sus propias vidas en la fidelidad de Dios. Dios miró a estas mujeres y recompensó su confianza.
Cuando escuchamos la palabra de Dios, ¿actuamos en base a ella como estas viudas? Su palabra nos golpea hasta el corazón. La vida cristiana se trata de dar a Dios lo que le corresponde. Las pobres viudas nos enseñan que tratar de agradar solo a Dios es lo que realmente importa. No buscaban reconocimiento como los líderes religiosos o los ricos. No buscaron el honor público.
Dios usa a los pobres para avergonzar a los fuertes, al creyente humilde para convencer a los “superiores” religiosos y a los moribundos para reprender a los ricos autosuficientes. ¿A cuales figuras en las lecturas de hoy premia Dios? ¿A quién alabó Jesús? ¿A quién condenó?
Que Dios los bendiga
P. Geary