Estimados feligreses de la Parroquia de Santiago Apóstol:
¡Alabado sea Jesucristo!
Jesús transformó el sufrimiento en servicio. Como siervo del Padre, “Jesús se humilló a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, hasta la muerte de la cruz” (Fil. 2:8). El sufrimiento y la muerte de Jesús sirvieron para redimirnos de nuestros pecados. En virtud del sufrimiento de Jesús, nuestro sufrimiento ahora puede servir para salvar almas.
El más grande en el reino de Dios es el que sirve. ¿Cómo podemos servir a Dios y a nuestro prójimo? Ofrezcan su sufrimiento. Ofrézcanle a Jesús su malestar, frustraciones, dolores y molestias, etc. Nada se desperdicia con Dios. Su sufrimiento es la moneda que compra almas. ¡No desperdicien su riqueza! Al devolverle a Dios lo que Él les permite experimentar, pueden compartir el servicio de Cristo para la salvación de las almas.
Todos nosotros estamos llamados a servir. Sean generosos con Dios en su sufrimiento. Cada uno puede servir a Dios en su manera. Lleven su ofrenda a Jesús en la Cruz para que las almas puedan ser salvadas.
Que Dios los bendiga
P. Geary
Saint James Catholic Church 