Estimados feligreses de la Parroquia de Santiago Apóstol:
¡Alabado sea Jesucristo!
La envidia es un pecado capital. Consiste una tristeza al ver el bien de otro o una felicidad al ver a alguien mejor que tu bajado a tu nivel. Cuando se desea un daño grave a un vecino es un pecado mortal. La envidia a menudo proviene del orgullo. (Catecismo de la Iglesia Católica, 2539-40). La persona envidiosa se niega a amar ya que el amor pide que nos regocijemos con los que se regocijan y lloremos con los que lloran (Romanos 12:15).
Tengan cuidado de no tener ningún rastro de envidia en su alma. Por el ejercicio de la buena voluntad el cristiano – católico lucha contra la envidia. Vean a los demás como mejores que ustedes mismos. Denle gloria a Dios para el bien en otros que no poseen. Busquen el desarrollo del bien de otra persona sabiendo que Dios será alabado y crecerán en humildad y amor.
Satanás nos introdujo al pecado a través de su envidia de Dios y del hombre. Jesús conquistó al diablo a través de someterse humildemente al Padre con humildad. Sean como Jesús que se hizo amigo de los pecadores y, a través del amor, nos redimió de la envidia del diablo.
Que Dios los bendiga
P. Geary