Hoy es el segundo domingo de Pascua. La Resurrección de Jesús es tan importante que se pretende que este domingo se celebre con la misma solemnidad que el Domingo de Resurrección. Hacemos lo mejor que podemos. Es el último de los ocho días solemnes de la Semana Santa. La Octava. Luego, el tiempo de Pascua continúa hasta Pentecostés.
El Señor resucitado nos da tres dones: la paz, el perdón de los pecados y la fe sin ver (“Por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7).
Este domingo también se ha llamado Domingo de la Divina Misericordia. Muchas personas buscarán indulgencias y otras bendiciones en este día. Las disposiciones del corazón son un ingrediente esencial. Hay algo más que cumplir con ciertos requisitos externos. Por ejemplo, para ganar una indulgencia plenaria se requiere el desapego completo del pecado, incluso del pecado venial. Esto significa que hay una disposición interior de que no hay pecado al que uno no esté dispuesto a renunciar. Tendrás que mirar sinceramente dentro de tu corazón.
Además, no es necesario celebrar el Sacramento de la Penitencia ese mismo día. 20 días antes o después cumple con ese requisito. Dado que las revelaciones a Sor Faustina se consideran revelaciones privadas, los requisitos respectivos pueden ser interpretados por la Iglesia, incluido el tiempo para la confesión.
A continuación el texto oficial sobre las indulgencias plenarias que se pueden obtener en muchas ocasiones, no solo en este domingo.
Observaciones generales sobre las indulgencias” del Don de la indulgencia resume las condiciones usuales dadas en el derecho de la Iglesia (cf. Penitenciaría Apostólica, Prot. N. 39/05/I):
Así se define la indulgencia en el Código de Derecho Canónico (can. 992) y en el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1471): “La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal debida a los pecados cuya culpa ya ha sido perdonada, que el fiel cristiano debidamente dispuesto obtiene bajo ciertas condiciones prescritas por la acción de la Iglesia que, como ministro de la redención, dispensa y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos”.
En general, la obtención de indulgencias requiere ciertas condiciones prescritas (infra, nn. 3, 4), y la realización de ciertas obras prescritas ….. [en este caso, los concedidas para la Fiesta de la Misericordia]
Para obtener indulgencias, ya sean plenarias o parciales, es necesario que los fieles estén en estado de gracia al menos en el momento en que se completa la obra indulgente. [es decir, uno debe ser católico, no excomulgado o en cisma.]
La indulgencia plenaria sólo puede obtenerse una vez al día. Para obtenerla, los fieles deben, además de estar en estado de gracia:
tener la disposición interior de un completo desapego del pecado, incluso del pecado venial;
han confesado sacramentalmente sus pecados;
recibir la Sagrada Eucaristía (ciertamente es mejor recibirla mientras se participa en la Santa Misa, pero para la indulgencia solo se requiere la Sagrada Comunión);
oran por las intenciones del Sumo Pontífice.
JESUS, EN TI CONFIO!
