¡Alabado sea Jesucristo!
El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) destaca tres frutos de la Santa Comunión. Recuerda, sólo un católico bautizado en estado de gracia (es decir, no consciente de pecado grave) puede recibir la Santísima Eucaristía. La recepción del Cuerpo y la Sangre de Jesús trae muchos frutos al alma.
Primero, la recepción del Santísimo Sacramento afecta una unión íntima con Jesucristo (CIC 1391). Como dijo Nuestro Señor mismo: “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él (Jn 6, 56). No podemos acercarnos más a Dios que en la Sagrada Comunión.
Segundo, la Santa Cena nos separa del pecado quemando los pecados veniales y preservándonos de los pecados mortales (CIC 1393). Si estás luchando con malos hábitos debido a tu debilidad, necesitas recibir la Santísima Eucaristía con más frecuencia para inocularte del pecado y su enfermedad.
Tercero, la Sagrada Comunión fortalece y aumenta nuestra caridad. El amor se expande o se encoge; No hay nada neutral en el amor. Recibir el Santísimo Sacramento en estado de gracia aumenta nuestra capacidad de amar a Dios y a nuestro prójimo. Si quieres más amor, entonces recibe la fuente misma del amor.
Que el Señor encuentre fe en nosotros. Él ha dejado al mundo Su propia carne y sangre para que podamos experimentar Su amor. Recíbelo dignamente para que Su amor en ti pueda dar frutos abundantes en el tiempo y en la eternidad.
Que Dios te bendiga
P. Geary
